yo te agarraba con mis dos manos
el cuerpo entero,
el cuerpo entero,
los puñetazos y las patadas sólo causaban
moratones en mis nalgas y en mis codos.
Una y otra vez te agarraría
con mis dos brazos
con mis dos brazos
la angustia que anida en tus carnes
de esa forma tan miserable;
de esa forma tan miserable;
yo intento explicarte sin palabras
que sólo tú puedes escupirla,
que sólo tú puedes escupirla,
nosotros sólo barrer el rastro
y acariciar tu rostro.
y acariciar tu rostro.
Es tan humano lo que te sucede
en las entrañas,
en las entrañas,
como el beso de buenas noches
que me dabas en la mejilla.
que me dabas en la mejilla.
Sé que ese escozor en la garganta
es salvaguardado cada mañana,
es salvaguardado cada mañana,
cuando te enfundas las botas,
te maquillas la cara y vas al trabajo.
te maquillas la cara y vas al trabajo.
Allí, en plena guerra,
no bajas la frente,
no bajas la frente,
por nada ni nadie.