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Egon Schiele |
Sigo aquí, en este mismo lugar.
He querido agarrar su rostro y besarlo por un buen rato, recostarme en su clavicula y permanecer ahí hasta que pase esta tormenta veraniega de polvo y llanto, como un abrazo eterno, pero él no está y yo solo imagino mi respiración cortante, tragar su olor mientras se incrusta en mis pulmones, mientras lo guardo como un tesoro. Eso es lo que tengo, un recuerdo que cada día que pasa se me antoja más lejano. El charco que encuentro en mi habitación estoy empezando a usarlo para bañarme y resguadarme del calor seco de estos día que se me presentan como un puñal miserable que se clava en mi espalda y en mi garganta.
Tengo que reconocerlo, se ha apoderado de mí un asqueroso sueño que me repugna, cada mañana cuando amanezco inteto sobrepasarlo para que no haga más sangre de la que ya hace cada noche conmigo. No, no estoy segura en este lugar, lo se, pero intento sobrevivir de la mejor manera que se, por ahora creo que está sirviendo, no se por cuanto tiempo podré permanecer intacta, ya siento los rasguños en mi espalda, yo los tapo cada mañana con ropa limpia pero no se si llegarán a mi rostro y de ser así no adivinaré la manera, ya siento que se hace más pesado invertar algo nuevo.
Sigo aquí, en este mismo lugar.
Ahora
todo se construye de recuerdos que se asemejan a casas derruidas con
pilares que sujetan los escombros de una antigua ciudad próspera. Yo
permanezco en medio contemplando la escena. Ya mi espalda no se apoya en
ninguna puerta porque las puertas han desaparecido. Intento recordar
algo, lo más mínimo, eso que me haga regresar a un lugar plácido en el
que recostarme, pero los recuerdo se me vuelven tan difusos y
contradictorios que no son más que retales malgastados de sucesos tan
pasados que se me pierden en la yema de los dedos.
Veo
rostros, el suyo es el más cercano y aún así es tan lejano que
me produce un dolor estrepitoso en la garganta, no puedo hablar porque
todo carece de sentido ya. Permanezco sentada, contemplando las
paredes destrozadas tiradas por toda la sala, creo que antes debío de
ser un salón de lo más confortable, pero ahora solo puedo mirar, solo
observar el caos, el desorden, el dolor, porque al final todo se
transforma; el dolor de todo lo que fue y lo que ahora queda.
Intento
rescatar algo, por poco que sea, pero todo son piezas fallidas, a veces
creo que yo he destrozado la nave por estar en esa misma posición todo
el tiempo. Tengo un llanto ajeno incrustado en mis pulmones, también
creo que dejó de ser ajeno hace tiempo, sin embargo prefiero darle la
distancia adecuada para no engancharme a él.
Creo tocar su pelo, pero no reconozco sus facciones, eso es lo que
menos me importa ahora mismo, yo lo acaricio con los ojos cerrados
mientras imagino mis dedos en ese pelo largo y grasiento; respiro todo
lo hondo que puedo para que no se claven en mí todos los pedazos
desmigados de la sala. ¿Cómo puede extrañarse tanto aquello que sucedió
entre cuatro paredes llenas de aire y ensayos? No hay ningun personaje
aquí, pero sigue ese sueño que me persigue desde hace tiempo, la casa en
llamas y su inquilino, el vino, la chimenea, los libros, los discos, sus
ojos mirandome fijamente; aquella fotografía que ya no está. El sueño me regresa todo aquello que tiré en el aire para
que se lo llevase lejos de mi, pero no se puede olvidar eso que tuvo
lugar, porque cuando algo ya ha sucedido en el momento que menos lo esperas
regresa para restregarse en tu cara.
Se que el del sueño no soy yo, que nunca seré yo, pero ahora dudo de que él piense que yo podría ser como esa pesadilla, y eso, eso, hace que todos los escombros se rompan en mil pedazos cortantes y asfixiantes que me rodean por todas partes. Ahora los recuerdos empiezan a convertirse en una verdadero espacio inhabitable en el cual he de permanecer.
Y permanezco, creanme cuando digo que permanezco. Y sobrevivo, de una extraña forma sobrevido, pero echo de menos algo, echo de menos algo que he dejado de saber, quizás sea el contacto de su piel con mi piel, quizás es más sencillo aún y por eso dudo, y por eso constantemente dudo que volver a abrazarlo sea algo real.