|
Alberto Pancorbo |
A él,
por hacerme sentir de amor.
Cuando muramos de amor
no nos habremos dado
ni siquiera cuenta.
Sólo quedará un despojo
de
lo que fuimos.
Un colchón
medio
vacío.
Un largo, oscuro y doloroso
abismo.
Un recuerdo
convertido
en herida.
Una herida
convertida
en cicatriz.
Un deseo inconfesable
de
volver a sentir
un
abrazo saciable
que
nunca llegará.
Sin darnos cuenta
habremos muerto de amor
y ya,
aunque
nos amemos,
será
demasiado
tarde.