martes, 11 de agosto de 2015

¿Sofía?

Janusz Jurek

Sofía se pega un puñetazo en la nariz, él pasa con un viejo coche color rojo por la cuesta de enfrente, no reconoce su rostro, el de él, y se queda atónita contemplando la escena. Sangre bajando por su cuello, eso es lo que menos importa, sabe que duele. También sabe que hay dolores más profundos, que calan más allá de la piel.

Escucha un ladrido a lo lejos, ella maúlla mientras se arrastra por el suelo. El gato está en un contenedor, lleno de viejas liendres, el ladrido viene de un callejón oscuro lleno de viejas moscas. Sofía sabe que cada cual, ladrido y maullido, contienen dialogo propio, un lenguaje viejo, raído y malgastado. Y ella lo recuerda a él, y se vuelve transparente, quizás entendió demasiado bien aquello que le dijo. Y ahora siente que el valor ha de nacer en cada ser. No puedo verla bien. No, no la veo bien.

Quiero llamarla, pero no salen palabras de mi boca, quiero llamarla con fuerza, pero siento una patada fuerte en el estómago, mientras alguien me agarra la espalda y me pilla indefensa. Veo una sonrisa obscena en el rostro de una vieja conocida, esta vez la patada no me deja noqueada y la agarro de los hombros mientras la miro a los ojos. Esta vez no. Esta vez tengo que inventarme un idioma de signos para que Sofía pueda verme. Tengo que explicarle que no se deje arrastrar, que no se deje caer, que se levante y se limpie la sangre, que vuelva a sí. Tengo que explicarle que su lenguaje también es el mío, también es el de él.

Yo se que ella lo sabe, pero tiene que creer que es verdad, que es verdad eso que sabe, que no es una locura, que no es una enajenación propia, no voy a dejar que se rinda, yo no voy a dejar que se rinda. Pero, ¿Donde está?

¿Sofía?
 


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