lunes, 10 de noviembre de 2014

Daucus Carota.






Daucus C.,
recuerdo el vicio infantil
de masticarte entre mis dientes,
tu gusto mezcla;
entrar insípida en mi boca,
acabar en dulzor seco.

Daucus C.,
recuerdo agarrar un puñado de tus,
el cuchillo rasurar tu gruesa piel,
que caía en un plato vacío
que se iba llenando de tus durezas.
que me iba sumiendo en un mi.

D. Carota,
podía pasarme horas repitiendo el proceso,
inventandolo, recreandolo, degustandolo.
Tu centro, descubrir el sabor desigual
de tu propia carne, degustarte al chuparte
ay! tu centro... oh! tu centro, paladar supremo.

D. Carota,
en cualquier lugar y momento mis ojos
alcanzaban la agudeza de un lince,
mi piel se bronceaba en arena tibia de playa,
la sangre se regeneraba volviéndose aún más joven,
los crujidos entonaban una melodía ensimismada.



Daucus Carota,
recuerdo que era feliz
repitiendo el proceso,
una y otra vez,
de aquel vicio infantil
de descubrirte para mi.






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