jueves, 13 de febrero de 2014

Sentimientos.


En un lugar lleno de sábanas.


Esta noche he tenido un sueño.

Estaba entre tus brazos, dentro de una burbuja de jabón, abrazada a tu cuerpo y este trozo de carne, que a veces me pertenece, te tenía agarrado con fuerza. 

De repente un viento me llevaba a un bosque verde y frondoso y me dejaba en mitad de un camino lleno de trigo, y de jaramagos, y de amapolas. 
Entonces yo me veía corriendo. 
Corría mientras el viento rozaba mis mejillas y en mis labios se esbozaba un sonrisa radiante; no podía dejar de correr mientras mi cabeza se agitaba, se movía, de un lugar hacía el otro. Sonaba una melodía familiar y mientras corría, bailaba, estaba bailando, y corría hacía algún lugar y pensaba en ti. Yo estaba pensando en ti, como si supiera que al final del bosque estarías tú, allí, sentado en una enorme piedra mientras fumabas un cigarrillo y mirabas al horizonte. 
Yo corría, sabiendo que allí te encontraría, pero esta vez no estaríamos en ninguna burbuja de jabón sino que estaríamos en el camino. 

Estaba alegre, feliz, porque supongo que esa es la sensación de paz que es la más parecida a lo que llaman felicidad, sí. 

Me preguntaba: ¿Donde has estado todo este tiempo? Y me contestaba: Has llegado en el mejor momento. 
Yo seguía corriendo y bailando y agitando mi cabeza de un lugar hacía el otro y seguía sabiendo que estarías allí, en algún lugar del camino, sentado en una gran piedra, fumando un cigarrillo y pensando en tus cosas. ¿Quien sabe?, ¿quizás también pensando en mi, en la vida, en qué pasaría cuando te encontrase, cuando te marchases? 

Yo estaba feliz, porque esa sensación de paz se debía asemejar a lo que todos y todas llaman felicidad.

Cuanto más corría más sentía mi corazón latir, desbordarse. Sentí que al encontrarte saldría volando hacía ti haciendo que te dieses cuenta que acabábamos de cruzarnos. Pensé en tu mirada directa a mis ojos y,  con mi corazón en tus rodillas, que me invitarías a sentarme junto a ti y escuché como compartías tus pensamientos conmigo. 

Es extraño, sí, como se ríe de nosotros a veces la vida pero... ¿Por
qué no reímos con ella? Si, riamos con ella los dos juntos, riamos.

Oye creo que te lo he dicho antes, te quiero. 

Esta noche he tenido un sueño y al despertar estabas allí, abrazandome mientras dormías y yo he sonreído, porque la vida, que es un sueño, me ha hecho encontrarte en el camino, de la misma forma que te recordaba: sentado, con tu cigarrillo y tus pensamientos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario