sábado, 8 de marzo de 2014

Siempre fuimos tres.





El sol, la luna y yo escuchamos la misma canción
y la bailamos en este día de perdición.

Miramos el mundo pasar y nos sentamos en este rincón,
a veces nos miramos, sonreímos y continuamos.

Las estrellas nos contemplan a nuestro alrededor,
estoy feliz y yo las abrazo. 

Este es un mundo pequeño en el que debemos avanzar
e incluso a veces dejar a un lado este dichoso corazón. 

La noche fría aguarda un atisbo de calor,
sabemos que el día cálido llegará pronto.

Arropamos el Alba, lo mimamos, lo acurrucamos y
luego lo destrozamos. Y bailamos, siempre bailamos,
juntos los tres. 

Oye no me pidas perdón,
esto ya estaba escrito, no importa;
hay un lugar siempre mejor.

Siempre hay un lugar mejor,
entre este escalofriante pensamiento y
lo que siente este afortunado cuerpo.

Sí, misteriosamente estoy sonriendo;
el cielo es el mismo, es el mismo Universo.
El sol crece y la luna aguarda la estrepitosa mañana. 

Oye, no me pidas perdón,
esto ya estaba escrito mucho antes de empezar,
lo sabíamos tú y yo.

Es el momento de decir
un lejano Adiós.

El sol, la luna y yo,
nada más es necesario
en este momento. 

Yo estoy alegre.

Ya he saltado mil veces.
Una más llegará. 
Llegará.

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