jueves, 23 de octubre de 2014

Ya no.


Sergio López





Has tiritado en el reflejo,
tu crujido ya no es sordo. 

La marca de uñas en la piel,
los pelos encimas de las sábanas,
la sal ahogada en la garganta.

Hueles tus dedos ensalivados;
en el estómago la tela de araña
                                         enredada
hace sonar un rugido crepitante.

No importa cuán endulzas la arena,
del mismo modo vas a tener
                                        que pisarla,
el eco de tus pasos te hará concebirte.

Tu crujido ya no es sordo,
enderezas la mirada.



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